09 Noviembre 2017 |

Trivium: De vuelta en la pelea [scans y traducción de Metal Hammer]

Texto: Eleanor Goodman
Fotos: Justin Borucki
Traducción: Viry Abernethy

Mayo de 2014. Columbus, Ohio. Trivium está tocando frente a un llenísimo Rock On The Range Festival cuando Matt Heafy, preocupante, se da cuenta que su voz está fallando. Después del set, él se dirige a casa en Orlando para buscar ayuda médica, y la banda cancela el resto de sus fechas del tour. Las cosas no se ven bien.

 "Fue un momento raro y espantoso," recuerda hoy el bajista Paolo Gregoletto. "Matt tuvo que checar primero su voz para asegurarse que nada estuviera mal, y luego hablar con su entrenador de voz, y después nos dijo algo como… ’Gritar tal vez ya no sea posible.‘"
 
Fue la segunda vez que Matt se había dañado la voz, arrojando el futuro de la banda en la duda. Añadiendo cosas a su sentimiento de inestabilidad, también tuvieron que reclutar a un nuevo baterista, Mat Madiro, justo antes de grabar su séptimo álbum. El campamento Trivium no era el mejor lugar en el cual estar.
 
"Se sentía como que todo se estuviera acumulando para crear una vibra que no iba a ser exactamente el lugar correcto con el cual uno quiere ir a grabar," dice Paolo diplomáticamente. Pero los horarios son los horarios, y la banda se dirigió al estudio con el productor Michael 'Elvis' Baskette. Matt, conocido por agobiarse por cada detalle de la banda, a veces a costa de su propio bienestar, estaba increíblemente tenso. Él era incapaz de gritar, sólo de cantar, y estaba dependiendo de nuevas técnicas que aprendió del entrenador vocal aprobado por M. Shadows (Avenged Sevenfold), Ron Anderson, para llevar a cabo su actuación.
 
"No era capaz de expandir mis alas al extremo de sus capacidades, y fue lo mismo con nuestra batería – Mat no era capaz de ir al nivel extremo," explica Matt. "Él es grandioso en su estilo, pero no era capaz de llegar a un 10; ni tampoco yo. Así que eso era una discapacidad en dos puntos."
 
El resultado, nacido de estas limitaciones, fue Silence In The Snow: un álbum de metal tradicional sin cantos no limpios, que volvió a las raíces con artistas como Ronnie James Dio y Judas Priest. Aunque fue un éxito comercial, llegando al top 20 en los Estados Unidos y el Reino Unido el día de su lanzamiento en octubre de 2015, fracturó la base de fans de Trivium más apasionada, algunos de los cuales batallaron para amar ese sentimiento old-school y de ritmo lento. "Simplemente no funcionó de la manera que estábamos esperando," dice Paolo francamente.
 
La vibra en Trivium hoy no podría ser más diferente. La intensidad de Matt está ahí, mientras arrastra su silla a un lado opuesto al nuestro en el pub de Londres donde estamos conversando, pero su lenguaje corporal es abierto y está sonriente, tal como lo está su compañero de banda Paolo. El par, junto con el guitarrista Corey Beaulieu y el nuevo baterista Alex Bent, se están preparando para lanzar su octavo álbum The Sin And The Sentence. Éste ve un regreso a los gritos – y con con eso, una oportunidad de unir a los fans una vez más.
 
Paolo comenzó a trabajar en The Sin And The Sentence a principios del verano, antes de que Silence In The Snow siquiera haya llegado a las tiendas, y comenzó a leer sobre el lado técnico de componer las voces. Él niega que estaba infeliz con el disco, pero sin duda estaba dispuesto a llevar a Trivium hacia adelante y hacia arriba.
 
"Me sentía irresoluto," explica. "No estaba decepcionado con Silence… pero sentí como que no había terminado de componer. Realmente nos estábamos enfocando en Silence…, y no sacrificamos en tratar de poner todo en ése y yendo de giras para éste, pero en el fondo yo estaba tratando de construir el concepto y la visión del próximo álbum."
 
La banda fue headliner del festival Bloodstock en agosto de 2015, donde Matt trató de gritar por primera vez desde Rock On The Range. Aunque él no sintió que estaba a su máximo potencial, sabía que su poder estaba regresando. Fue un alivio. En abril de 2016 ellos entraron a un cuarto de ensayos y comenzaron a jugar con ideas, tal como lo hicieron en los días de Ascendancy. Fue ahí cuando Trivium decidió poner la voz de Matt al frente y al centro del nuevo material.
 
"La regla que nos fijamos al principio fue que las voces iban a dictar la manera en que se dirigiría la canción," dice Paolo. "Así que si realmente nos encantaba la parte vocal y ésta chocaba con los riffs, alteraríamos los riffs y trabajaríamos alrededor de eso."
 
Siguiendo su búsqueda, Paolo terminó componiendo la mayoría de las letras y más melodías vocales. Mientras tanto, en un rol reverso, Matt se inspiró a arrojarse a sí mismo a componer música otra vez, involucrándose en las primeras fases de una forma en la que no lo había hecho en años. Él menciona una entrevista con Hammer, sobre el décimo aniversario de su álbum debut Ascendancy.
 
"Estábamos hablando con ustedes y cantando las alabanzas de Ascendancy y Ember To Inferno estaba apenas siendo re-lanzado, y yo estaba como, 'Carajo. Ésta es la banda en la que estoy justo ahora'," dice incrédulo.
 
"Y sentí como que había despertado. Y decía, '¿Qué diablos he estado haciendo?' De ninguna manera estoy diciendo que he estado fingiendo algo, pero no había estado componiendo tanta música durante los últimos dos discos.
 
"Supongo que estábamos hablando sobre el disco tan influyente que fue Ascendancy, y las generaciones de fans que crecieron con él. Y hablando con Bury Tomorrow, de quienes soy fan, y ellos diciendo que estaban hasta el frente de la barrera en Portsmouth para nuestro show en ese álbum, y While She Sleeps diciendo que nos vieron en Rock City… eso me hizo salirme del autopiloto.
 
Las cosas iban bien, y yo estaba contento con la subida constante, pero eso es lo que nos hizo abrocharnos los cinturones y decir que tenemos que ser jodidamente mejores."
 
Dos de las contribuciones de Matt sucedieron por casualidad. El tema The Wretchedness Inside fue originalmente compuesto en secreto para una banda de metal moderno – él no revelará quién – hace tres años, pero ellos nunca lo usaron. Matt la subió en su blog sobre comida, Kiichi Chaos. Cuando sus compañeros de banda la escucharon, insistieron en rehacerla.
 
Más recientemente, Matt ha estado creando temas (scoring) para negocios de Orlando, tales como compañías de propiedades y camiones de comida (food trucks). Cuando su amigo de una compañía de entrenamiento personal le pidió que compusiera una pieza como Dying In Your Arms para un vídeo corporativo, a Matt se le ocurrió la canción que se convertiría en Endless Night.
 
"Creo que mis mejores composiciones a veces surgen cuando compongo cosas que no son para Trivium," él confiesa. ¿Es porque te sientes más libre?
 
"Eso tiene que ser. Definitivamente noto eso grabando voces, por ejemplo." Él procede a hablar de cuán tensa estaba la atmósfera durante Silence In The Snow, y de cómo las técnicas de levante de adrenalina que podrían ayudar a otros músicos a expresarse a sí mismos no funcionan para él: él necesita sentirse relajado, no presionado, cuando está componiendo y grabando.
 
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"Hemos oído historias de productores que ponen a los tipos de bandas en situaciones realmente malas," él desaprueba. "Uno de estos productores sabía que a un cantante en su banda le dan náuseas o se asusta con las alturas, así que lo metían a una camioneta sin cinturón de seguridad y lo llevaban rumbo a los acantilados, y luego lo aventaban fuera del carro y lo hacían grabar las voces enseguida. Jim Root nos dijo una vez que Ross Robinson lo pateaba en el pecho mientras él estaba grabando guitarra en Iowa. Y nada de esa mierda funciona con nosotros. Cuando realmente estamos de buen humor y nada malo sucede, cuando estamos demasiado felices y demasiado preparados, es cuando yo sueno más agresivo."
 
Cuando Trivium fue a Hybrid Studios en Santa Ana, California, en mayo del año pasado, Matt estaba nervioso de llevar esa agresión. El productor Josh Wilbur (Lamb Of God, Gojira), un fan de Trivium de antaño y quien mezcló su último disco y los vio tocar en el CBGB en el 2005, los llevó al cuarto más pequeño y le pidió que tiraran el libro de reglas sobre la voz. Fue algo con lo que comprensiblemente él luchó.
 
"Una de las cosas que juré que nunca haría de nuevo en mi vida entera sería el gritar incorrectamente, porque eso dañó mi voz y yo estuve jodiendo mi voz durante 15 años," dice Matt. "Y este disco completo lo hice. Y estaba aterrorizado."
 
Matt se comprometió al grabar su voz en etapas. Él cantaba las notas altas y las notas bajas con una técnica apropiada, así no tendría que preocuparse por alcanzarlas, luego se presionaba a sí mismo para hacer mal las voces principales. Después de eso, él podría volver y trabajar en las partes más difíciles, sabiendo que ya tenía el material en la bolsa.
 
"Dejar ir es la pinche parte más difícil para mí, y todos lo saben," lo confiesa, con una sonrisa consciente. "Todos mis compañeros de banda lo saben, todos mis amigos cercanos lo saben – que tiendo a sobre-analizar todo lo que hago. Videojuegos, Jiu-Jitsu, música, guitarra, vestuario, mi andar, todo. Analizo cada detalle. Con Josh yo estaba como, 'Bueno, ¿al menos podemos hacer mi plan si quieres intentar esto? Porque esas voces van a salir mal y va a doler."
 
Considerándolo todo, Josh lo hizo grabar las voces tres veces para lograr los mejores resultados. Afortunadamente, Matt salió ileso de ese proceso.
 
"Josh ayudó a construir la confianza," añade Paolo. "Él le dijo a Matt, 'Entiendo lo que está en tu cabeza y lo que te está asustando, pero déjame decirte – nunca he trabajado con alguien que se haya dañado la voz, y siempre lo presionamos a los límites de la actuación.' En el estudio, es lo más básico, y uno tiene que dejar salir todo."
 
Para Silence In The Snow, Matt modeló sus voces en las del fallecido y grandioso Ronnie James Dio. Sorpresivamente él da crédito a la reina del pop Adele como una inspiración en esa ocasión.
 
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"En nuestros discos, siento que nunca capturamos esa energía en vivo de mí como cantante," dice Matt. "Quizá nunca me solté lo suficiente. Vi una serie documental presentando a Adele llamada Soundbreaking, y alguien que trabajó con ella estaba diciendo que ella es increíble porque tiene esa capacidad técnica, pero también tiene ese factor X que uno no puede describir. Te hace sentir como que realmente te conmueves. Y con este disco, siento eso en los gritos."
 
La jugada de Matt está pagada, su voz pulida en un minuto y explotando de su pecho al siguiente. The Sin And The Sentence suena moderno, fresco, ecléctico, y es un pariente cercano de los propios discos favoritos de Trivium – Ascendancy e In Waves. Matt señala Betrayer como un ejemplo de la habilidad duradera de la banda para sintetizar múltiples géneros.
 
"Creo que ésta es una de las canciones más únicas en el disco por las influencias de las que deriva," dice entusiasmado. "Es el coro más punk que hemos tenido, y esa sección media es muy black metal, pero hay 'whoas' debajo de eso. Es una mezcla extraña de música. Y por eso me encanta tanto. Creo que es lo que Trivium hace mejor. Lo que más amamos tocar, lo que nuestros fans aman de nosotros, es cuando Trivium tiene todo. Creo que esa es la clave."
 
Él dice esto mientras trae puesta una playera de Darkthrone. Antes de llegar al pub hoy, el dúo visitó la tienda de discos del norte de Londres llamada Crypt Of The Wizard, donde Matt compró Deathcrush de Mayhem y el vinilo de Gardens Of Grief de At The Gates, además de una playera antigua de Killers de Iron Maiden. En el carro, rumbo adonde nos dirigíamos, él escuchó el último álbum de Kendrick Lamar, Damn. Cuando estaban componiendo Sin… él se sumergió en "todo desde Dead Kennedys, a Architects, a Emperor, a Stick To Your Guns, a música clásica, a música de clavicémbalo, a jazz gypsy, y todo lo que va en medio. Paolo estuvo influenciado por la "profunda intensidad" de Run The Jewels.
 
"Siempre necesitamos tener todas nuestras opciones en la mesa," explica Paolo. "Como a Matt que le gusta mucho el black metal, y Corey y yo en el thrash, y luego todos nosotros que amamos a Iron Maiden y Metallica. Ser capaces de tener todas esas cosas a nuestra disposición y no forzarlas – un riff que sale, y componemos sabiendo que Matt puede gritar y cantar – eso abre lo que la gente considera ese sonido Trivium. Y no es natural quitar nada de eso. Como que Matt no puede gritar. Bueno, ¿cómo haces este Trivium entonces?"
 
A pesar de los comentarios de Paolo, él insiste que Silence In The Snow tiene un lugar en la discografía de Trivium. Mirando en retrospectiva, él dice que han aprendido de él y celebrado sus éxitos.
 
"Fue un álbum que fue hecho bajo diferentes circunstancias que las que este [nuevo] álbum fue hecho, y estoy muy orgulloso de él," dice. "Cuando no tienes todas las capacidades, uno tiene que mejorar en algo más. Tuvimos que mejorar como compositores melódicos. Creo que llevó a Until The World Goes Cold a otro nivel debido a eso, porque estábamos tan enfocados en 'Bueno, si los gritos no van a estar ahí, tenemos que hacer estas canciones realmente bien.'"
 
Aún así, escucharlos entusiasmarse sobre Sin… hoy, hay una felicidad predominante de que tienen las voces no limpias de vuelta en su arsenal. Matt se estresa sobre su voz pero sigue una rutina estricta, enforzada con una disciplina rígida que ha aprendido de practicar Jiu-Jitsu. En casa, él canta y grita de dos a cuatro horas diarias, cinco días a la semana – incluso cuando no tiene ganas. En las giras, él vuelve "locos a mis compañeros de banda y amigos" por estar calentando constantemente.
 
"Cada día que hay show, pasa por mi mente que ya me dañé la voz antes y que podría pasar de nuevo," admite. "No debería pensar en eso, no es saludable, pero está ahí. Me preocupo por todo. Como que lo saqué de mi mamá. No la estoy culpando, pero siempre pensamos lo peor que podría pasar de cualquier cosa que uno haría. Pero eso está mejorando porque me cuido a mí mismo."
 
Cuando Trivium lanzó Ascendancy en la cúspide de sus 20s, hablaron bastante, haciendo declaraciones ambiciosas que han vuelto a perseguirlos en cada ciclo desde entonces. Ser headliners del Bloodstock fue indudablemente un momento alto en su carrera, pero todavía falta trabajo por hacer si es que quieren desbancar a los grandes. ¿Podría Sin… ayudarlos a llegar finalmente allí? Matt sonríe, recordando esos primeros días.
 
"Afortunadamente, todavía somos jóvenes – ahora tenemos la edad que todas las bandas más grandes tenían cuando Ascendancy salió," señala. "Siempre nos hemos fijado nuestras metas muy altas, cuando teníamos 12 y 13 dijimos que seríamos la banda de metal más grande del mundo, y esa es la primera frase que dijimos aquí. Si pasa o no, todavía hasta este día…"
 
Paolo interrumpe con un giro característicamente positivo.
 
"Creo que una mejor corrección a eso sería que nosotros tocamos como que fuéramos la banda más grande del mundo, sin importar qué."
 
Es una línea que incontables bandas han usado para desviar la atención de un déficit percibido en cuanto al éxito, pero uno puede sentir que Paolo sí lo dice en serio. Y a veces, debajo de la modestia y el pensamiento estudiado de Matt, ese espíritu joven brilla. De su boca hoy sale una frase como que fuera creada para una revista.
 
"Fuimos muy hipercríticos con nosotros mismos en este disco. Miramos en retrospectiva en todo. ¿He sido un buen cantante? No. ¿He gritado bien? No. ¿Hemos hecho suficientes canciones buenas? No." Él mira atentamente. "Dijimos que este disco tenía que ser la mejor cosa que hayamos hecho, o ya no tenía caso seguir existiendo. Afortunadamente lo es."
 
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